Una cocina central es donde se centralizan todos los procesos para la elaboración de comidas a gran escala de manera rápida y eficiente. Suelen corresponder a la distribución de comidas a otros establecimientos de restauración social como hospitales o colegios, servicios de cáterin para medios de transportes o cadenas de distribución alimenticia entre otros.
Caracterizadas por la disposición de instalaciones poco comunes, ya sea por la forma de automatizar algunos de los procesos manuales o por el hecho de utilizar instalaciones de gran capacidad que no son nada comunes en un establecimiento estándar.
Se caracterizan por adoptar soluciones que requieren una mayor inversión inicial, por la instalación de la maquinaria y espacios precisos para llevar a cabo los diferentes procesos de preparación, cocción, enfriamiento, dosificación, envasado y lavado.
Motivado por el hecho de afrontar la elevada cantidad de comidas que suelen elaborar estos establecimientos, estas cocinas suelen responder a un mismo esquema complejo de zonificación. Con zonas de recepción, de preparación, de cocción y del mantenimiento de comidas elaboradas y, dependiendo de su función y su destino, se dispondrá de un espacio para el envasado, un local de expedición independiente al de recepción. La zona de lavado y almacenamiento de vajilla, bandejas y/o contenedores se simplificará dependiendo de si son desechables o no y si se lavan o no en el lugar de destino.
Existen distintos tipos de cocina central, de línea caliente, línea fría y línea al vacío. Sin embargo, es cada vez más frecuente la existencia de cocinas centrales que desarrollen varias líneas al mismo tiempo y, por tanto, el diseño requiere una mayor complejidad.
Con la ayuda de una cocina central, las empresas pueden reducir los costos al mismo tiempo que aumentan la productividad y brindar a sus clientes comidas deliciosas y de calidad en todo momento.